Una bombona de butano atranca el acceso de un estadio de otra época. Su inscripción metálica, a la que le falta alguna que otra letra, es la bienvenida a una instalación paralizada en el tiempo. Quien entra se encuentra con un recinto asolado, que sólo da muestras de vida en una de sus esquinas, donde un señor malvive entre ropa tendida, sartenes a medio limpiar y cuatro paredes para protegerse del invierno. El resto, un polideportivo sin porterías, focos sin cables y baños sin grifos. «No queda nada, en apenas cinco años se han llevado todo», cuenta un vecino que durante este tiempo ha tratado de proteger la instalación por la cercanía de su chalet.

El campo de fútbol de La Merced, a las afueras de Villafranqueza, vivió días mejores. Epicentro durante años del deporte del barrio, acogió entrenamientos del fútbol base del Alicante, club puntero de la ciudad y trasladado a Villafranqueza a finales de los setenta. También fue sede de multitud de partidos de la Copa San Pedro, donde el ACD Villafranqueza, propietario de las instalaciones, ganó cinco ediciones.

En 2017 el club se dejó ir, apenas ocupó el campo y se fue abandonando paulatinamente. «Todavía hay una veintena de socios, son unos románticos, aunque el club tiene poca actividad», explica José Francisco Pascual, presidente de la Asociación de Vecinos de Villafranqueza. Hoy, siete años después de aquello, La Merced proyecta un lavado de cara. El pasado verano el Jove Español, entidad emblema del fútbol de San Vicente del Raspeig, se interesó por el campo por medio de varios de sus entrenadores, vecinos del barrio.

El resultado de varios meses de negociación con el ACD Villafranqueza ha sido una concesión a 40 años de explotación del campo para José María Mena, presidente del Jove, a través de su empresa Promanager Sport SL. «El proyecto ya está en marcha y sólo quedan pendientes varias licencias», cuenta Rafa Beviá, director general del Jove. Aun así, la reforma correrá a cargo de la citada empresa y no del club sanvicentero, que sí que ha tramitado que el ACD Villafranqueza sea un club convenido a partir de la próxima temporada. «El Villafranqueza no tendrá equipo senior, se pretende que sea un club formativo», prosigue Beviá.

La puesta en marcha del proyecto comenzará en el nuevo año y los protagonistas confían en que el campo pueda estar disponible para el inicio de la temporada 25/26. «Cualquier iniciativa que impulse el deporte de los más jóvenes en el barrio es bienvenida», cuenta Pascual, presidente de los vecinos.

La nueva vida que se plantea al campo de La Merced es una buena noticia para Villafranqueza y también para los vecinos de la instalación deportiva, escondida entre el Camino de las Parras y bajo la autovía de Valencia. «Hemos sufrido porque aquí estamos muy solos y han sido muchos robos e incluso conatos de incendio», explica un propietario de la zona. Desde 2017, cuando el club cesó en parte su actividad, la instalación comenzó a sufrir robos de cobre, cables, calentadores y otros muchos materiales. Hoy es un polideportivo fantasma. Apenas queda nada, solo el marcador manual y el cartelón del número 4 a sus pies, oculto entre la maleza y varios cristales.

Las porterías aún estaban en pie hace tres meses, ahora solo quedan sus redes, con las que el inquilino ha improvisado una cuerda de tender. También se ha desbrozado el terreno del campo de fútbol 11 de cara a un pronto inicio de las obras. «Desde que firmamos el acuerdo es lo único que se ha hecho, esperamos que pronto se comience a arreglar todo, porque para eso se hizo todo esto», explica Antonio Caballero, presidente del Villafranqueza, que recuerda que se estableció un acuerdo para que las reformas se hicieran dentro de un plazo.

Mientras estuvo en condiciones, el campo de La Merced fue también punto de encuentro de diversas instituciones del barrio. «Se hacían partidos de las comparsas y también lo utilizaban amantes de la ornitología», recuerda Pascual, que señala la importancia que tiene una instalación así en Villafranqueza.

La Merced, hasta el abandono, contó con el campo de fútbol 11 y también con tres de fútbol sala, de los que apenas queda rastro hoy. «Todo ha sido desvalijado», lamenta Caballero. En el nuevo proyecto que llevará a cabo la empresa deJosé María Mena se estipula la construcción de un campo de fútbol 11 y dos de fútbol ocho.

Deporte discontinuo

En los años ochenta, la década de más ebullición de fútbol en el bario, el club estuvo federado en categoría senior. Casi tres décadas más tarde, en 2011, la entidad también inscribió a un equipo juvenil, pero no fraguó. «La idea es devolver el fútbol a Villafranqueza», cuenta Beviá.

Amén de La Merced y del campo de la carretera de Villafranqueza, conocido desde hace años como el Antonio Solana, el barrio tuvo otros estadios de fútbol. El Alcaraz también fue un habitual del fútbol local y estuvo situado en el Rodalet, territorio que ya pertenece a San Vicente del Raspeig. Además, en 2011 se inauguró el polideportivo del barrio, viral en internet por su pista de atletismo que no va a ninguna parte. Entonces los vecinos tildaron aquello de «chapuza».

La promesa de remodelar La Merced, pese a estar motivada por una entidad privada, supone un rayo de esperanza para un barrio olvidado. «No interesamos a los políticos», puntualiza la Asociación de Vecinos.