content3-4 minutes 12/2/2024
La noche había caído con un silencio abrumador sobre la casa de los Korhan, y Seyran no podía encontrar descanso. La confesión que le había hecho a Ferit, revelando sus sentimientos por su hermano, pesaba sobre ella como una losa. Cada vez que cerraba los ojos, revivía la expresión en el rostro de Ferit, la decepción, el dolor. Pero, al mismo tiempo, sentía una extraña sensación de alivio por haber sido honesta con él. Sin embargo, esa honestidad parecía haber roto algo más profundo que su relación con Ferit: había sacudido las bases de su propia identidad dentro de la familia Korhan.
La culpabilidad la atormentaba, pero también pensaba en la justificación de sus actos. ¿Era tan mala por haber sido sincera? ¿No tenía derecho a sentir lo que sentía? Mientras se debatía entre esas preguntas, fue llamada a la oficina de Halis. El patriarca de la familia, un hombre que se mantenía siempre un paso por delante de todos, parecía estar impresionado por su sinceridad. Con una mirada penetrante, le propuso algo que dejó a Seyran sin palabras: si seguía siendo “sincera” en el futuro, no solo le permitiría continuar sus estudios en la universidad, sino que también garantizaría un futuro para ella, libre de las cadenas familiares que la mantenían atrapada. La oferta era tentadora, pero Seyran no podía evitar sentirse como una marioneta en manos de Halis, atrapada entre su deseo de independencia y las manipulaciones de su abuelo.
Seyran no tenía muchas opciones. La vida dentro de la familia Korhan le había enseñado que las decisiones no siempre eran lo que parecían, y que, a menudo, uno debía elegir el mal menor. Así que, aunque se sentía acorralada, aceptó la propuesta, con la esperanza de que algún día encontraría una salida. Pero esa aceptación no pasó desapercibida. Ferit, al enterarse de la oferta de Halis a Seyran, sintió una furia creciente. La idea de que su abuelo estuviera manipulando a Seyran, como si fuera una pieza más en su juego de poder, lo indignaba profundamente. Decidió vengarse de Halis de la única manera que conocía: desafiándolo directamente, enfrentándose a él con una determinación que no había mostrado antes.
El enfrentamiento entre Ferit y Halis desató una serie de confrontaciones que estremecieron los cimientos de la familia Korhan. Seyran, atrapada en medio de esa batalla de egos y poder, pronto se dio cuenta de que las lealtades familiares ya no significaban lo mismo. El precio de la honestidad que había pagado comenzaba a volverse cada vez más alto, y las consecuencias de sus decisiones amenazaban con desestabilizar el orden que había conocido hasta entonces. Ahora, más que nunca, Seyran se encontraba en una encrucijada, entre el deseo de ser libre y las fuerzas poderosas que intentaban controlarla. La lucha por el poder en la familia Korhan había comenzado, y ella no sabía si podría salir ilesa de lo que estaba por venir.