content2-2 minutes 11/26/2024
Después de llevar a Ferit y Seyran a casa, Abidin condujo a Suna de regreso. En el camino tranquilo, Suna de repente propuso: “¿Te apetece un helado? Conozco un lugar muy bueno cerca de mi casa”. Al principio, Abidin dudó, ya que no estaba acostumbrado a salir así, de manera informal. Sin embargo, ante la mirada sincera de Suna, aceptó con un asentimiento. Poco después, llegaron a una pequeña heladería escondida en una esquina tranquila de la calle, iluminada con cálidas luces amarillas que invitaban a quedarse.
Se sentaron en una mesa al aire libre, disfrutando del aire fresco de la noche mientras saboreaban sus helados. Suna rompió el silencio con una pregunta: “¿Crees que Ferit y Seyran podrán encontrar un punto en común?” La pregunta hizo que Abidin reflexionara por un momento antes de responder: “Es difícil decirlo. Pero si ambos son capaces de ceder y entenderse mejor, las cosas podrían mejorar”. Suna asintió levemente, con una mirada brillante llena de esperanza. La conversación fluyó con naturalidad, pasando de las preocupaciones por Ferit y Seyran a historias más cotidianas.
Cuando Abidin dejó a Suna frente a su casa, ambos compartieron una sonrisa. “Gracias por esta noche,” dijo Suna, con una mirada sincera. “Gracias a ti también. Hace mucho que no tenía una noche tan agradable,” respondió Abidin con honestidad. Esa noche no solo fue un momento casual para comer helado, sino una oportunidad para conocerse mejor y construir un vínculo especial que prometía cosas buenas en el futuro.