content2-2 minutes 11/27/2024
Carmen entró en la sala de estar de la casa de Marta sin esperar invitación, se sentó en el sofá con una mirada firme, sosteniendo su bolso con fuerza. Marta, quien siempre mantenía la calma en cualquier situación, se sintió invadida y frunció el ceño al ver la audaz actitud de Carmen.
“Carmen, no es el momento adecuado. ¿Qué pasa?” preguntó Marta, con un tono ligeramente molesto.
Carmen no dudó ni un segundo, su mirada fija en Marta. No había vacilación en sus palabras, solo determinación:
“No puedo aguantar más. La familia De la Reina de tu casa está rebajando a mi marido en cada oportunidad. Si hay un problema, dímelo directamente a mí.”
Marta, algo sorprendida por la audacia de Carmen, rápidamente recuperó su compostura. Frente a esa actitud desafiante, Marta sintió una presión creciente en el aire.
“Carmen, tienes que entender que mi familia solo está reaccionando debido a las acciones de él.” respondió Marta, intentando mantener la calma.
Carmen no cedió, sus ojos seguían fijos en los de Marta, sin ocultar su frustración:
“¿Qué acciones? ¿Crees que no me doy cuenta del desprecio que tienen hacia mi marido? Pero no voy a permitir que sigan haciéndolo.”
El ambiente en la sala se volvió cada vez más tenso, y cada palabra intercambiada aumentaba la tensión entre las dos mujeres. Carmen sentía que las cosas habían cruzado un límite. Marta guardó silencio, ya sin refutar, pero sin ceder tampoco.
La conversación terminó en una tensión nunca antes vista, dejando a ambas mujeres con pensamientos no expresados. Carmen se levantó para irse, pero sabía que acababa de entrar en una batalla que no sería fácil. Sin embargo, también entendía que no había marcha atrás.