content2-3 minutes 11/29/2024
En la pequeña cocina, Candela y Simona se sentaron en silencio, llenas de tristeza. Ambas deseaban asistir a la boda de Catalina, pero debido a razones familiares, no podían estar presentes en ese día tan especial. Cada una de ellas se sumía en la decepción, sin saber qué decir. El ambiente parecía estar detenido, y los sueños sobre esa ceremonia seguían rondando en sus mentes.
Lope, al ver la tristeza en los ojos de sus amigas, no pudo quedarse indiferente. Aunque no podía cambiar la decisión de la familia, quería hacer algo para hacerles sentir que aún formaban parte importante de la vida de Catalina. De repente, le surgió una idea audaz. Se acercó a ellas y, con una leve sonrisa, dijo: “¿Por qué no preparamos un regalo especial para Catalina? Un regalo secreto que no podrá olvidar nunca.”
Candela y Simona se miraron, sorprendidas por la propuesta. Después de escuchar la explicación de Lope sobre la idea de pintar un cuadro conmemorativo de los momentos especiales que compartieron con Catalina, ambas se entusiasmaron rápidamente. El regalo no sería solo una pintura, sino una forma de transmitir todo su cariño y su amistad sincera. Decidieron empezar a trabajar en el proyecto juntas, quedándose despiertas toda la noche para terminar ese regalo tan especial.
El día de la boda, mientras los invitados disfrutaban de la fiesta, Candela y Simona entregaron en secreto el regalo a Catalina. Sus ojos brillaban de alegría y satisfacción al ver a Catalina abrir el cuadro. Los ojos de la novia se llenaron de emoción y sorpresa. “Muchas gracias, chicas,” dijo Catalina con la voz entrecortada. Aunque no pudieron asistir a la boda, Candela y Simona sintieron que este regalo les dio un momento invaluable en el día más importante de Catalina, un recuerdo especial que atesorarían por siempre.