content2-3 minutes 11/29/2024
Jana había pasado varios meses aprendiendo, entrenando y preparándose para una ocasión especial. La señora Ros, quien se había convertido en su mentora, le enseñó no solo cómo vestirse y hablar, sino también cómo comportarse, caminar y moverse con elegancia y distinción. Finalmente, llegó el momento: la importante cena de la familia noble. Era su oportunidad de demostrar que no solo era una sirvienta, sino que también podía brillar en el mundo de la alta sociedad.
Con un vestido elegante que la señora Ros había ayudado a elegir, Jana bajó por las escaleras. Su cabello oscuro estaba recogido en un elegante moño, su rostro maquillado suavemente, pero conservando su belleza natural. Sus pasos eran ligeros, pero llenos de confianza, como si siempre hubiera sido parte de ese mundo. Cada paso era una prueba del impresionante cambio de aquella joven que antes solo era una sirvienta.
Cuando Jana entró en la sala, toda la familia quedó sorprendida por su apariencia. Alonso, su padre adoptivo, no pudo esconder su orgullo, y sus ojos brillaban de alegría al ver a su hija, que había crecido y superado todas las dificultades. Sin embargo, Cruz, su hermano adoptivo, la miraba con desconfianza. Sus ojos eran agudos, como si buscara alguna señal que demostrara que esta joven no era simplemente la sirvienta que había conocido. En su interior, una sensación inquietante comenzó a surgir.
A pesar de ello, la cena continuó, y Jana dejó una impresión duradera. Su gracia, habilidad y confianza fueron cambiando poco a poco las ideas iniciales sobre una simple sirvienta. Ella ya no solo era alguien que la familia había criado, sino una parte indispensable de su historia, una historia que podría estar llena de sorpresas y desafíos en el futuro.