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Ferit, agotado de las tensiones que lo rodean tras el capítulo 12 de ‘Una nueva vida’, toma una decisión irrevocable: no piensa regresar a casa en ‘Una nueva vida‘. Con voz firme y mirada perdida, le pide a Pelin que se refugien en la casa de campo mientras resuelve su próximo destino. Finalmente, el joven, con el peso de su decisión en cada palabra, confiesa su intención de volver a Nueva York: “Me voy en el primer vuelo de mañana; mereces a alguien mejor”. Estas palabras desgarran a Pelin, quien, sumida en la desesperación, trama una decisión drástica para impedir su partida.

Mientras tanto, en la mansión Korhan, Kazim irrumpe furioso, decidido a llevarse a sus hijas. Frente a Halis, lanza una acusación que resuena como un trueno en la estancia. El estallido culmina con una bofetada a Seyran, quien, entre lágrimas, es obligada a abandonar la casa. Pero las palabras de Kazim no caen en oídos sordos; hieren el orgullo de Halis, quien, rojo de ira, lo expulsa con un rugido.

Seyran no quiere perder a Ferit en ‘Una nueva vida’

De vuelta a su hogar, Kazim encierra a sus hijas en una habitación, dejando marcas no solo en su piel, sino en sus almas. Al otro lado de la puerta, los sollozos de su madre, Esme, resuenan impotentes. Cuando la noche tiende su manto, Esme aprovecha el sueño profundo de su marido para deslizarse en silencio hasta sus hijas, llevándoles agua y algo de comida.

Es entonces cuando Seyran, con el corazón en un puño, recibe un mensaje inesperado de Pelin: Ferit planea dejarlo todo e irse a Estados Unidos. La noticia enciende una chispa de determinación en la joven, quien, al amanecer, escapa del encierro y convence a Yusuf para que la lleve al aeropuerto.

Pelin observa el beso desde la distancia en ‘Una nueva vida’

En el aeropuerto, Seyran alcanza a Ferit justo antes de que suba al avión. Lo confronta, entre lágrimas, rogándole que no se marche, que no abandone a su familia. Pero Ferit, cansado y desilusionado, es implacable. En un último intento por retenerlo, Seyran lo besa con desesperación, un gesto cargado de pasión y súplica. Pero incluso ese beso, observado por Pelin y Yusuf desde la distancia, no logra cambiar la decisión de Ferit.

Él toma su maleta y cruza la puerta de embarque, dejando atrás un torbellino de emociones. De vuelta en la mansión, Halis, atormentado por los conflictos y las tensiones acumuladas, sufre un amago de infarto. La casa, ahora un reflejo de la desolación de su patriarca, se convierte en el escenario de una nueva crisis, mientras la vida de todos se desmorona como un castillo de naipes.