content2-3 minutes 11/26/2024
Santiago estaba sentado en silencio frente a su escritorio, con los ojos fijos en la pantalla de la computadora, pero su mente completamente desconectada. Todo a su alrededor parecía desvanecerse, solo quedaban las palabras de Fina resonando en su mente: “Solo te veo como un amigo.” Esa frase, tan simple pero tan fría, golpeó su corazón como un puño fuerte.
Él había puesto tantas esperanzas en esta relación. Desde que conoció a Fina, su vida parecía volverse más brillante. Cada conversación con ella lo hacía sentir feliz, emocionado, como si el mundo entero fuera más hermoso. Pensaba que entre ellos había una conexión especial, que ella sentía lo mismo. Pero hoy, todas esas esperanzas se desmoronaron. La respuesta de Fina, tan simple y distante, fue una confirmación de que sus sentimientos eran unilaterales, no correspondidos.
Cuando ella repitió que aún podían seguir siendo amigos, Santiago solo asintió, intentando sonreír, aunque su corazón estaba destrozado. Su sonrisa fue forzada, incapaz de ocultar el dolor que crecía dentro de él. No sabía si sería capaz de seguir trabajando con ella sin que sus sentimientos lo afectaran. Cada vez que la veía, cada vez que escuchaba su risa, sentía que se hundía más y más en un océano de arrepentimiento y pérdida.
Santiago volvió a mirar la pantalla de la computadora, pero los números y datos frente a él se desdibujaron. No podía concentrarse en su trabajo. Cada vez que pasaba por el nombre de Fina en sus contactos, cada vez que recordaba las conversaciones que compartieron, sentía que una parte de él se estaba perdiendo. No sabía qué hacer, no sabía cómo seguir adelante, pero lo único que podía hacer en ese momento era aceptar en silencio, aunque su corazón no podía dejar ir.