content2-3 minutes 11/26/2024
Miriam estaba sentada en su cafetería habitual, con los ojos fijos en la taza de café frío frente a ella. La conversación con Carmen, su mejor amiga, seguía resonando en su mente. Carmen no había ocultado su enojo, y sus palabras cargadas de reproche buscaban hacer que Miriam volviera a la realidad.
“No seas tonta, Miriam,” dijo Carmen, con una mirada afilada como un cuchillo. “Joaquín nunca dejará a Gema. ¿Quieres ser la otra mujer? ¿La que todos critican y desprecian?”
Esas palabras eran como dagas clavándose en el corazón de Miriam. Aunque le dolieran, no podía negar que había algo de verdad en ellas. Miriam nunca había imaginado que se encontraría en esta situación, siendo parte de la historia de alguien más, señalada como la destructora de un matrimonio. Pero Joaquín no era como cualquier otro hombre que había conocido. Con él, Miriam se sentía viva, amada de una manera intensa y auténtica.
Carmen, con una expresión de decepción en su rostro, continuó: “Miriam, tienes que pensar en tu futuro. Si Joaquín no te elige, ¿qué te quedará? No dejes que tus sentimientos nublen tu razón.” Esas palabras permanecieron dando vueltas en la cabeza de Miriam durante toda la noche.
De regreso en su pequeño apartamento, Miriam se sentó sola bajo la tenue luz. Recordó el beso en el almacén, un beso dulce y profundo que hizo que todo lo demás desapareciera, dejando solo a ellos dos en el mundo. Pero esa felicidad efímera venía acompañada de inquietud. Tenía miedo de lo que le deparaba el futuro, de los juicios de los demás y de todo lo que podría perder.
Miriam sabía que, al igual que Joaquín, estaba parada en una encrucijada en su vida. La gran pregunta que debía responder era: ¿Valía la pena este amor para arriesgarlo todo?