Una atípica luna de miel

Aunque la pareja no ha tenido una luna de miel propiamente dicha con viajes por el país o por el extranjero, se puede decir que están viviendo su momento más dulce, y más si miramos de donde vienen y el sufrimiento que han acumulado en los últimos meses. Primero fue el intento fallido de boda, en el que los asistentes se quedaron estupefactos cuando un sicario disparó al novio y a la madre de la novia.

Aquel momento dramático será imposible de olvidar tanto para Íñigo como para Matilde, Íñigo casi pierde la vida vestido de esmoquin listo para casarse con el amor de su vida, pero Matilde perdió a su madre, su mayor referente en la vida y el único que le quedaba después de la pérdida de su padre.

Fue un momento muy triste, y la boda quedó suspendida. Tras la muerte de Rosario y la recuperación de Íñigo, la pareja no encontraba el momento de casarse. El tiempo de duelo de Matilde era importante y nadie quería agobiarla con una nueva boda, pero un nuevo intento de asesinato por parte de Carla aceleró las cosas.

Doña Carla quiso envenenar a Matilde con arsénico y eso hizo que la joven dependienta enfermase repentinamente sin que ningún médico pudiese dar con el problema. Matilde estaba gravemente enferma y el tiempo de vida que le quedaba se contaba en horas, por eso, Matilde e Íñigo deciden llevar a cabo una última voluntad: casarse in artículo mortis.

La pareja vivió una boda muy emotiva junto a Clarita, Antonia y Marta, que se encargaron de que tanto la novia como la casa de la familia Garcés luciesen de manera espectacular. Los novios se dieron el “sí, quiero” solo ante los amigos más cercanos siendo conscientes de la gravedad de la situación, pero lo que no sabían es que al día siguiente Matilde empezaría a recuperarse.

La noche de bodas más esperada

Han tenido que esperar una semana para poder disfrutar de su noche de bodas. La pareja ha tenido que aguardar a que Matilde se recuperara por completo, primero, recoger a Jacobo en el pueblo de Ávila en el que fue atacado, y, por último, dejar a Clarita en casa de Antonia para poder consumar su matrimonio.

Matilde le pedía a Antonia como favor que se quedase con su hermana pequeña para poder disfrutar de la noche de bodas que aún no habían tenido, y la vecina aceptó encantada quedarse con la pequeña. Después de eso, solo tuvieron que echar del piso educadamente a Jacobo, que estaba reposando en casa del dueño del Madrid Cabaret. Una vez solos, dejaron espacio para el calor de sentirse el uno junto al otro, piel con piel.

“¿No es como te lo esperabas?”, le ha dicho Íñigo. “Muchísimo mejor, si esto es el matrimonio creo que me gusta”, le ha respondido Matilde todavía estando desnudos abrazados en la cama. “Hemos tenido muy mala suerte, pero lo que tenemos que hacer ahora en disfrutar el momento”, le ha dicho Matilde feliz tras haber disfrutado de un momento de amor y pasión con su ya marido.

Nuevos desafíos para la pareja

Tanto Matilde como Íñigo tienen que empezar a funcionar como un matrimonio, y eso incluye el cuidado de Clarita, la hermana pequeña de Matilde. La pequeña de los Garcés no quiere abandonar su casa en la corrala pues cree que tanto ella como su hermana olvidarán los recuerdos de su madre y sus hermanos ahora que ya no viven junto a ellas. Esto les dará más de un quebradero de cabeza al matrimonio, ya que tendrán que lidiar con una Clarita rebelde dispuesta a hacerles entender que tiene que renunciar a su vida tal y como la conocía, por una nueva que no le convence.

Además, la pareja ha hecho un buen tándem con Jacobo Morcuende, el falso hijo de don Jaime Morcuende. Los tres están dispuestos a desenmascarar a doña Carla y hacerle pagar por todo lo que les ha hecho, tanto a ellos, como a los posibles muertos que ellos intuyen que ha ido dejando por el camino. La caída de la viuda de Morcuende cada vez está más cerca, y si no queréis perdéroslo, no podéis faltar a ninguno de los próximos capítulos. Como siempre, de lunes a viernes a las 16.30h en La 1 y RTVE Play.